Mis impresiones finales de Brasil

Llegué a México hace algunas horas y no puedo dejar de pensar en todas las experiencias que tuve y la gente increíble que conocí durante estos días. Como lo mencioné en la entrada anterior, llegué a Brasil sin saber mucho sobre la dinámica social y aunque a veces me sentí fuera de lugar, puedo decir que el pueblo brasileño es muy amable, cálido y lindo. No hubo un solo brasileño que no se desviviera por ayudarme, darme recomendaciones, cuidarme, advertirme y aconsejarme las mejores cosas para que pasara en Brasil una estancia magnífica.

Creo que Brasil es sinónimo de aventura. Nunca había viajado al sur de América, todos mis viajes generalmente han sido a Estados Unidos, Canadá y Europa, y ahora que estuve en Brasil y conocí muchos viajeros que han recorrido América del Sur, me he dado cuenta que en verdad, esta región del mundo, es sinónimo de aventura. No es el mismo turismo o viaje que se hace en Europa que, a mi parecer, es más fresa. En América del Sur, al menos en Brasil, uno va a ver paisajes increíbles, a hacer actividades extremas, visitar playas hermosas, regiones naturales que uno no se imagina y vivir situaciones que nos ponen a prueba.

De Brasil no esperaba mucho y encontré todo. Por eso, aquí les dejo mis impresiones finales del país más grande de América del Sur 😀

• El pueblo brasileño es sumamente cálido. En el metro no hubo una sola persona que no me ayudara a cargar mi maleta o pasarla adentro del tren. En la calle todos me advertían que debía guardar mi celular para que no me asaltaran. En los vuelos aéreos internos en Brasil, aunque no hablaban inglés, se esforzaban porque entendiera donde embarcar. Hubo incluso una brasileña que sin ninguna obligación me llevo hasta mi Hotel en Copacabana, ¡Magnífico de verdad!

• En Brasil hay una conciencia colectiva muy grande por cuidar el ambiente. Brasil es dueño del Pulmón del Planeta, la selva más grande del mundo, la selva Amazónica. Toda la gente, a pesar de no vivir en ciudades cerca del Amazonas, tiene una gran conciencia por cuidar el medio ambiente, no gastar agua, reciclar la basura, es más, no quieren dañar ni siquiera a las hormigas que están por la calle.

• Brasil es un país que no le pide nada a ninguno otro. Como en México, yo considero que Brasil es un país que lo tiene todo y no necesita absolutamente nada de otros para ser grande y llegar a ser una potencia mundial. Brasil tiene muchísimos recursos Naturales (Selvas y petróleo), tiene lugares turísticos maravillosos (Iguaçú y el Amazonas), playas increíbles, para mi gusto, las segundas mejores en las que he estado, obvio primero es Cancún (Natal, Fortaleza, Copacabana y Fernando de Noronha), un pueblo trabajador que quiere que su país sobresalga (Todos los brasileños que conocí quieren hacer de Brasil la mejor nación) y una posición geográfica en el mundo privilegiada (Es fácil volar a Europa, África y Norteamérica).

• Brasil tiene una cultura de alimentación muy sana (o esa impresión me dio a mí). Eso fue lo que a mí me pareció. Es un país donde la gente en general come sano. A diferencia de México donde en cada esquina venden tamales, chilaquiles o tacos (muy ricos), en Brasil venden frutas, verduras, palomitas o cosas integrales saludables. No es que así lo busquen, por lo que me contaron, así ha sido siempre su cultura de comer. Incluso, cuando se me antojo ir a comer unas papas Sabritas, encontré que en todas las tiendas los anaqueles de frituras son muy chicos y que los productos son muy caros. Por ejemplo, una bolsa de Sabritas costaba 10 reales (50 pesos) y una bolsa de palomitas 5 reales (25 pesos), un vaso de fruta 4 reales (20 pesos) o unas galletas integrales 5 reales (25 pesos), tal vez por eso comen más sano, las frituras son muy caras.

• La diversión de los Brasileños es ir a la playa y hacer ejercicio. Mientras yo soy de los que para distraerse va al cine y se come unas palomitas (¡yummy!), el brasileño va a la playa a hacer ejercicio, nadar o tomar clases grupales de zumba o yoga. Tal vez por esto, junto con la forma en la que comen que explique en el punto anterior, la mayoría de los brasileños tienen cuerpos envidiables (Casi me arrojo del Cristo Redentor jajaja).

• En Brasil adoran la fiesta. Creo que en eso los mexicanos y brasileños somos demasiado parecidos. A ambos nos encanta estar de fiesta, La Condesa brasileña en Río de Janeiro se llama Lapa y uno encuentra ahí de todo, bares con música en vivo, antros de música electrónica, lugares para ver samba, etc. Me encantó este lugar 😀

• La gente cuida mucho a los turistas. No hubo un lugar o ciudad en la que no encontrara brasileños que me dijeran como cuidarme y por donde no andar. Yo en general pensaba que Brasil era seguro, pero muchos brasileños me decían que no y me daban recomendaciones para saber por donde ir y por donde no. Ellos me decían que si el gobierno no hace algo por mejorar la seguridad, ellos como pueblo debían proteger, cuidar y recomendar cosas buenas a los turistas porque ellos tienen sus ingresos gracias al turismo, entonces me decían que lo mínimo que podían hacer es cuidar entre todos a los turistas para que no se espanten, tengan una buena experiencia y regresen pronto a Brasil. En México deberíamos aprender esto de ellos.

• Si llevas tu credencial de estudiante o graduado de la universidad encuentras muchos descuentos. Al menos para subir a la montaña de Pan de Azúcar y entrar al Maracaná te dan 50% de descuento y en un viaje al extranjero, ya 50% de ahorro en algo, es sumamente valioso, nos alcanza para comprar un souvenir más al menos.

• Todos aman al Chavo del 8. A mi en lo personal no me gusta, pero para los Brasileños fue luto nacional cuando falleció Roberto Gómez Bolaños, creador del chavo del 8. A mi en lo personal no me gusta porque refleja una posición social muy jodida y el hecho de que la gente se identifique con el personaje, me hace pensar que están aceptando estar así. Prefiero que la gente vea otro tipo de programas, pero bueno, soy yo y no las demás personas. Tengo una idea de por qué aman el chavo del 8 en Brasil, en especial en Belem y Recife, pero prefiero ahorrarme mi comentario. El pueblo brasileño es muy lindo.

• Brasil no quiere a su gobernante. Ya hablé de esto en el punto anterior pero lo vuelvo a repetir porque creo que es importante que la gente sepa. Al exterior únicamente, o al menos yo, escuchamos cosas buenas del gobierno brasileño, pero cuando ya hablas con ellos y te cuentan los motivos del por qué no quieren a su presidente, es entendible. Básicamente tienen los mismos problemas con su presidenta que los mexicanos con Peña Nieto. ¿América Latina está maldita o qué? ¿Por qué tenemos esos presidentes? En fin.

Una amiga me recordó que el año pasado un brasileño visitó México en plan de intercambio estudiantil y escribió cosas muy interesantes sobre nosotros, si quieres leer su post, da click aquí.

AGRADECIMIENTOS FINALES

Finalmente, solo quiero agradecer a la gente brasileña tan linda que me ayudó.

• A la chica del aeropuerto que sin conocerme ni saber si yo era una persona confiable, me ayudó a subir al Omnibus hacia el Metro y del Metro me acompañó hasta la estación donde estaba mi hotel e incluso me acompañó hasta el Hotel a hacer el check-in. Decía que esta era su forma de contribuir a hacer un Brasil más seguro.
• A Luma Stella y sus amigas en el comité olímpico porque me dieron muy buenos tips para estar seguro en mi estancia en Rio de Janeiro, me orientaron sobre qué lugares evadir por seguridad y sin conocerme más que de 1 hora fueron muy muy muy lindas y me regalaron unos dulces típicos brasileños que me comí de inmediato, los adoré. Espero verlas el próximo año 🙂

Eu quero agradecer a Luma Stella e suas amigas do comitê olímpico porque me deram muito boas recomendaçoes para ficar seguro no Rio de Janeiro. Também porque me deram bons doces que eu comi e eu gostei muito. Eu espero olhar las o próximo ano.

• En Recife porque cuando estaba perdido en calles muy muy feas, un policía militar me encontró y a pesar de que no hablaba inglés ni español, sacó su celular, usamos google translate, le expliqué mi situación y muy amablemente me escoltó hasta la estación de regreso para que nadie me fuera a hacer algo.
• En Natal gracias totales a Rafael y María Martiniana, una pareja de brasileños que me ayudaron a pasar un rato muy muy ameno en el tour de las dunas de Arena en Natal, trataron de entender mi pobre portugués y explicarme cosas de su país. Luciana, otra chica de Brasil, que sí hablaba inglés y me ayudó a entender aún mejor las cosas.

Muito obrigado a Rafael y María Martiniana. Eles sao um par de brasileiros que me ajudaram a tener um tempo muito agradável, eles tentaram de entender meu português e eles me explicaram muitas coisas do seu país. Luciana, outra menina do Brasil, ela fala muito bem inglês e ela me ajudou muito para entender no Natal.

• Al señor que se sentó a lado de mí en el autobús en Belem y me dijo que había unos chavos que iban “cazándome” y me dijo que medidas tomar para llegar súper seguro a mi hotel. Creo que esta situación fue la que más miedo me dio en todo Brasil.
• A Alex, Norah, Manuel y su novia, un grupo de europeos (UK, Holanda y Alemania respectivamente) con quienes pasé un rato muy feliz y una plática muy amena en el Amazonas. Hablamos de la vida, de lo que hacemos y de lo que esperamos, en verdad, pláticas muy profundas.
• A Shane y su novia, quién fue nuestro guía en el Amazonas e hizo su mejor esfuerzo por explicarnos y que viéramos muchos de los animales salvajes de la selva y que entendiéramos la importancia de estos lugares para el mundo.

Muito obrigado pelo Tour na Amazônia. Ele ele tem feito um bom esforço para explicar e ensinar alguns dos animais da floresta.

• Al médico español, cuyo nombre no recuerdo, que me explicó de manera muy amena la historia de España y los conflictos entre España, País Vasco, Valencia, Zaragoza y Cataluña. Se me hizo algo muy valioso.
• A la pareja de coreanos que me encontré en Sao Paulo y con la que viajé hasta Copacabana. Por alguna razón que desconozco se dieron cuenta que estaba muy hambriento y me regalaron 1Kg de nueces de la india. Me duraron 5 minutos.
• A Adriano, Fabiola y su amigo que en Manaus me llevaron a conocer parte de la ciudad y al festival de comida que había cerca. Fue muy buena experiencia.

Muito obrigado por me mostrar a sua cidade e pegue a comida justo o que foi bom.

• A Natalia, una catalana, como diría ella, “muy maja”, que conocí en el Amazonas y que nos entendimos muy bien platicando de diferentes cosas, creo que una cosa en la que nos entendimos mucho fue que ambos dejamos un trabajo corporativo en buenas empresas para empezar el camino del emprendimiento. Nos volvimos a encontrar en Río de Janeiro y tuvimos todo el tiempo una plática muy amena hasta que ella, después de unos meses de viaje, regresó a Barcelona y yo a México. Pero ¡hey! ¡nos volveremos a encontrar! 😉 ya sea que ella venga a México o yo a Barcelona, lo que suceda primero.
• Por último y no por eso menos importante, a la pareja de adultos que, según, eran chamanes. Nunca me había pasado algo así y creo que esta historia merece otro post, pero básicamente se maravillaron al verme. Nunca intentaron venderme algo y mucho menos robarme (eso pensé yo cuando se me acercaron), simplemente me dijeron que emanaba un aura muy distinta a las de otras personas, que era un aura de esas que Dios protege y que la obligación de ellos al encontrar a alguien así, es mandarle un regalo a su mamá para que yo pudiera seguir protegido y a ellos les siguieran dando la protección de Dios. Me regalaron un separador de madera con un perico verde en la punta que ya le di a mi mamá y le gustó. Le conté de esto a otros amigos brasileños y me contaron que si han escuchado mucho esta historia y que es un regalo muy bueno.

En resumen, mi visita a Brasil fue mucho mucho mucho más de lo que yo esperaba, regresé con muy buenas historias, conocí gente increíble con la que seguiré en contacto y solo le pido a la vida que me de la oportunidad de regresar pronto.

¡OBRIGADO BRASIL!

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